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10 ―¡Dios te bendiga, hija mía! —exclamó—. Porque has sido ahora más bondadosa con Noemí que antes. Naturalmente debías haber preferido a un hombre más joven, aun cuando hubiera sido más pobre. 11 No te preocupes, hija mía. Yo me encargaré de los detalles, porque todos sabemos que eres una mujer virtuosa. 12 Sólo hay un problema. Es verdad que yo soy un pariente cercano, pero hay alguien que está más estrechamente emparentado contigo.

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